martes, 23 de abril de 2013

Entrevista a Clint Eastwood por Golpe de Efecto ( Fuente El Pais) 2012




¿Qué le ha llevado a regresar delante de las cámaras para Golpe de efecto? ¿Echaba de menos la vanidad del actor sin los deberes de la dirección? Lo cierto es que ha sido divertido trabajar solo como actor. Como unas vacaciones. Llegar, hacer mi trabajo, incluso contar con días libres durante el rodaje. La primera vez desde 1993, desde En la línea de fuego. Me gusta dirigir, pero ha sido un cambio agradable.
¿Qué es lo que encuentra en la realización que le falta como actor? Conmigo las cosas nunca están pensadas. Soy una persona que no hace planes, ni a corto ni a largo plazo. Nada está organizado en mi vida. Soy alguien espontáneo que respondo según el momento. La dirección llegó como algo normal. Cuando hice Escalofrío en la noche pensé que podía tener éxito como director. Eso fue todo. Me atrae más la dirección, pero hasta que llega alguien con un reto como actor.
Me resulta difícil pensar que en 19 años nadie más le haya ofrecido un trabajo interesante como actor. Al menos ninguno que haya querido hacer. Si me ha interesado mucho, he querido hacer las dos cosas, actuar y dirigir. También es cierto que a estas alturas la industria me ve como el hombre que hace sus propias películas.
¿Y usted? ¿Cómo se ve Clint Eastwood? ¿Alguien satisfecho con lo que hace? Siempre hay algo más. Así es como me veo. Lo mismo que uno madura con los años, yo aprendo con cada película. El fuera de la ley ha sido una de las que más he disfrutado. Luego vino Sin perdón. Y Un mundo perfecto… En ese periodo de los noventa hice unas cuantas películas con las que logré el éxito, al menos para mí, no hablo necesariamente del éxito comercial. Hablo de satisfacción más que de éxito. Una situación que se repitió en la década pasada con Mystic River, Million dollar baby, Cartas desde Iwo Jima o Gran Torino. En concreto, recuerdo Cartas desde Iwo Jima como algo especial, porque nació del aire, de una pequeña idea que investigué y perseguí hasta construir el guion.
Hablamos de las satisfacciones, pero ¿qué me dice de las lamentaciones? ¿Qué se ha quedado en el tintero de Clint Eastwood? Lo único que lamento es no haber trabajado en la década de los cuarenta con gente como Howard Hawks, Frank Cappa, Preston Sturges o John Ford, porque los admiro. Y estuve muy cerca de [Alfred] Hitchcock y desde luego que habría sido interesante trabajar con él. Pero ahora tendré que hacer mi propia película de Hitchcock [risas]. Pero, en fin, ¿quién sabe? Quizá no me habría gustado. Es muy romántico lo de echar la vista atrás, pero yo no quiero ser uno de esos viejos gruñones para los que lo pasado siempre fue mejor.
"Lamento no haber trabajado en los 40 con gente como Howard Hawks"
¿Qué ha visto recientemente? Me gustó mucho Intocable. Me gustó ver una película sin efectos especiales. Y El artista. Sobre todo pensando cómo convencieron a alguien para que financiara una película muda, en blanco y negro y con un poquito de música. ¿Se imagina la cara? Me gusta ver cine en el cine, pero tampoco veo tantas películas. Porque me alegro de que los Spiderman y los Superman y todas esas hagan dinero, pero ¿tengo que verlas? Hollywood se mueve por modas y la última es hacer películas inspiradas en cómics porque hacen dinero. Antes fueron otras modas, tipo Mi gran boda griega. Una película que no cuesta mucho y hace dinero, la receta perfecta para que Hollywood se interese. A mí no me van las modas. Y he tenido la suerte de no verme forzado por los números, de poder hacer las películas que quiero y contar las historias que me interesan. Unas han funcionado bien y otras no, pero aquí estoy.
¿Y cómo ve a los nuevos Clint Eastwood? ¿Existen? ¡Yo qué sé! Probablemente Bradley Cooper o Justin Timberlake. Depende de cómo les vaya en el futuro. Además, las cosas han cambiado mucho y con tantas revistas en el mercado tenemos estrellas profesionales que ni tan siquiera son artistas. Ni actúan ni cantan, nada. Su profesión es ser estrella. Han cambiado mucho las reglas del juego en Hollywood.
Otra cosa que también ha cambiado mucho en la vida de Eastwood son las mujeres. Casado en dos ocasiones, con Maggie Eastwood y en la actualidad con la periodista hispana Dina Ruiz, 35 años más joven que él, es padre de siete hijos concebidos de cinco mujeres. Algunos de ellos ya están en el cine, como Alison Eastwood, mientras que otros están dando sus primeros pasos, pero literales, como es el caso de Morgan, más pequeña que sus nietos. Una vida longeva no ausente de escándalos, como las denuncias de maltrato de Sandra Locke tras romper con él; o, más recientemente, ese reality show que contra todo pronóstico protagoniza su familia bajo el título de Mrs. Eastwood & Company. También mantiene cierta vanidad; pese a su cordialidad, se niega a posar para instantáneas que no estén sacadas por su fotógrafo. Él se lo puede permitir todo. Porque con filmes como Gran Torino ha obtenido una recaudación de 270 millones de dólares.
Más que un nombre, Eastwood es ya una marca. Hay un comic-book llamado Clint. Mel Gibson utilizó su nombre en su última película, y una reciente encuesta de la revista Esquire le sitúa entre los hombres más atractivos de Estados Unidos, por encima incluso de Timberlake. ¡No sé quién hace estas encuestas! [risas]. Seguro que le han preguntado a dos secretarias y a un bedel.


¿Y el reality-show, cómo lo explica? Eso son cosas de mi esposa. Organizó ese coro de voces en Sudáfrica que utilicé en Invictus y luego quiso ayudarles a encontrar trabajo aquí. Y una cosa llevó a la otra y a alguien se le ocurrió la idea del reality-show. Mi única condición fue que me dejaran fuera. No es lo mío. Y creo que a ella le está dando más trabajo de lo que esperaba. Pero no quiero hablar por ella. Supongo que le da publicidad y le sacan partido. A alguien le gustará. El mundo de los ordenadores, del Facebook y los reality-shows no me va. Yo soy de los que leen el periódico y me gustan los libros en papel. Me gusta su peso, su olor. Pero si no lo tengo en papel, lo leo en el iPad. Y tengo que reconocer que cada vez leo más libros en el iPad porque la pantalla está iluminada y puedo leer en la cama a oscuras. Pero no me verán utilizarlo para otras cosas. Ni tan siquiera para enviar mensajes. Cuando voy por la calle soy de los pocos que siguen mirando las cosas que le rodean, no voy pendiente de una pantallita. Esa no es mi generación.
¿Y cómo es su relación con los de esa otra generación? Tiene hijos de todas las edades. Siempre escuché que es más fácil ser padre cuando uno tiene más años, y es cierto. Uno es más flexible a medida que va madurando. Un padre joven espera demasiado de sus hijos. Tiene las expectativas muy altas. Con los años van bajando [risas].
¿Y la vanidad? ¿También va a la baja? Tienes que ser realista, cuidarte lo mejor posible y el resto dejarlo a la suerte.
¿Ese es su secreto? También me gusta la meditación. No soy un experto, pero sé que me ayuda a limpiar la mente, a dejarla en un estado de relajación. Yo practico técnicas de meditación desde 1971, todos los días, y me relaja. Tal vez no sea muy diferente a dormir la siesta todos los días, como hacen en España. Quizá sepan algo que los demás ignoramos. Pero en mi caso es la meditación, creo en ella y me parece una buena herramienta para sentirte bien en una sociedad tan caótica como la que vivimos.

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